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Capítulo 28: Un avión y un misil

Subidas en un brazo mecánico que nos elevaba hacia el techo de aquella bóveda gigantesca bajo los inframundos del propio inframundo que ya es de por si Murcia, estábamos las 4 Fantásticas que aún no nos podíamos creer los derroteros jackie-chanescos que había cogido nuestra vida. ¡Qué fuerte, tía!

- Anda que no, nena –dijo la Pepi-. ¡Quién te iba a decir a ti que ibas a tener presupuesto para montar este tinglado!
- ¡Ya ves! –contestó la Cindy-. Y todo este follón de patadas que acabamos de soltar… me sudan hasta las pestañas.
- ¡Qué asco tía! –dijo la Pepi.
- Vale nenas –les corté-. Concentraos que ahora viene la parte más dura del relato.
- ¿Más dura que una pelea contra cientos de católicos alcohólicos rabiosos por no haber podido llevar a sus familias al encuentro con Benedicto XVI en Valencia y vestidos como modelos del catálogo del Venca? –dijo la Asdru.
- ¡MÁS AÚN! Y no me hagas referencias temporales ¡que se supone que eso aún no ha pasado!
- Vale, vale…

En ese momento oímos un rugido como los de Jurassic Park y miramos hacia arriba. La cúpula empezaba a abrirse, dejando entrar la luz del sol que nos cegó como a las vampiras lesbos. Yo puse mi mano así delante de los ojos, para hacerme la fantástica básicamente porque seguía sin ver ni torta.
Cuando nuestra vista se acostumbró a la claridad estábamos cruzando el enorme umbral que se había abierto ante nosotras. El brazo mecánico emergió en el centro de un hangar tamaño Rosie O’Donnell (¡ya os dije que venía algo muy grande!) y se detuvo a unos 3 metros del suelo, dejando la punta del misil apuntando hacia una puerta enorme.
Nosotras, ocultas bajo un saliente metálico que había justo debajo del obús, disponíamos de una vista privilegiada y pudimos ver sin problema todo lo que ocurría bajo nosotras.
A un lado del hangar había unas mesas con muchos monitores y unas maricas muy monas que seguro que habían estudiado mecanografía porque escribían muy rápido y tocaban muchos botones y ponían esa cara que pone la secretaria del dentista cuando la pillas viendo Aquí hay tomate y se pone a hacerse la interesante.
Junto a ellas había unos paneles de cristal con muchos números y muchas líneas y flechas y esas cosas que salen en las películas y que los militares siempre dicen: “¡Atacaremos aquí!”.
Y en el lado opuesto al que estábamos descubrimos el aparato más GRANDE que habíamos visto jamás. Con todo el culo abierto y apuntando a nosotras había un avión del tamaño de Kansas, uno de esos armatostes del ejército que se usan para llevar ayuda humanitaria a Burkina Faso (y que nunca llega, porque si ese avión lleno de comida llegara a su destino en Burkina Faso habrían montado ya toda una cadena de Alcampos y Carrefours que ¡ríete tú de Sotogrande!
El avión en cuestión estaba todo pintado de negro y de él no paraban de entrar y salir maricas como las mecanógrafas de antes. No eran Perrakas, éstas vestían igual de bien pero se las veía inteligentes, como si supieran lo que estaban haciendo.
- Mira tía, cuánto tío bueno subiendo y bajando del avión –dijo la Pepi.
- Nena, no te engañes. Son Perrakas. Más listas y más guapas, pero Perrakas al fin y al cabo –le respondí.
- ¡Cuidado! –gritó la Cindy.
- ¡La bolsa! –dije yo, como buen fan de Chico y Chica que soy.

El grito de la Cindy vino a cuento de que la puerta del hangar se empezó a abrir. Pero a la velocidad que se abría no hacía falta que nos hubiera avisado. De hecho si no nos hubiera dicho nada nos habría dado tiempo a bajar por el brazo mecánico hasta el fondo de la cúpula, rematar a las Perrakas que se habían quedado por ahí y volver a subir antes de que la puerta tuviera espacio suficiente para dejar pasar a Judit Mascó.
Unos quince o veinte minutos más tarde, cuando por la puerta ya podía pasar una persona humana, vimos como tras ella se plantaba un coche.

Media hora después la puerta estaba lo suficientemente abierta como para ver que era un jeep.
Negro.

UNA HORA más tarde el Jeep ya pudo entrar y las maricas mecanógrafas fueron a ponerse Reflex porque llevaban tanto tiempo haciéndose las interesantes que los dedos ya les crujían como si fueran Las Chicas de Oro.

El jeep negro entró en el hangar, seguido por otros cuatro jeeps negros.

- Joder tía –dijo la Cindy-. No sé quién coño es la Murciana Mala esa, pero tiene más presupuesto que una película de Spielberg.

La caravana de Jeeps se detuvo en la parte trasera del avión. En cada coche había unas cuantas Súper-Perrakas que se bajaron todas a la vez y se pusieron a los lados para escoltar a los demás ocupantes, que empezaron a bajar en orden para que me diera tiempo a describirlos a todos y no se me quedaran los dedos como a las mecanógrafas escribiendo en el blog.
Del primer coche se bajó ella. Cómo no, allí estaba Piluca. No podía faltar. En el segundo coche, siguiendo a la tía puta, iban los dos Jackson’s Bad Five que aún no nos habíamos cargado: la Piercing y la Brishka. La Brishka, por cierto, llevaba un modelito HORROROSO que nos hizo suponer que la ropa mega-fashion de su tienda se la diseñaba Rita la Cantaora.
Del tercer coche bajaron dos rubias muy altas y muy machorras.
- ¡LAS LESBIANAS ALEMANAS! –gritó la Pepi. Yo le pegué un sopapo porque lo dijo en voz muy alta. Tanto que por el rabillo del ojo pude ver cómo Piluca alzaba la vista así como quien no quiere la cosa y nos detectaba.
Yo sabía que Piluca nos había visto y ella sabía que yo sabía que ella sabía dónde estábamos. Pero ¿y qué? ¡Me hincho!
Del tercer coche se bajaron una burrada de Súper-Perrakas, ninguna de ellas reseñable.
Y del último coche se bajó una enana. Una enana mala. Una enana Murciana mala. En cuanto la vi, supe que era ella. También es cierto que no podía ser otra persona, pero no olvides que mis poderes de meditación son legendarios (¡que me lo dijo un horóscopo!). La M&M (Murciana Mala) era muy pequeña y MUY fea. ¡Con razón le había cogido ese odio irracional a los gayers del mundo! Seguro que no había follado en su vida y tenía un trauma.
La M&M se empezó a pasear por delante de las Perrakas, las Frankfurt, las Jackson’s y se detuvo ante Piluca. Cruzaron unas palabras y se quedaron sonriendo un momento mirando al avión.
De repente se giraron y, mirándonos fijamente, Piluca dijo:
- Anda locas, bajaros de ahí que aún os vais a abrir la cabeza.
Nosotras nos hicimos las sorprendidas (al menos yo, porque a las otras las sorprendió de verdad) y empezamos a bajar del brazo mecánico por nuestra propia voluntad. Y porque teníamos a unas perrakas apuntándonos con fusiles en la parte de abajo, por eso también, pero no tanto.
Una vez llegamos abajo las Perrakas nos condujeron hacia donde estaban Piluca y la M&M y se quedaron quietas a nuestro alrededor apuntándonos con los cañones de los fusiles.
- Vaya, vaya, vaya… -empezó a decir la M&M, con una voz de pito que hizo aullar a los perros de 20 kilómetros a la redonda por la frecuencia en la que emitía la tía puta-. El famoso Hidroboy… y su banda.
- Esa soy yo –contesté.
- ¿Creías que podías esconderte en la grúa que transporta el Gran Misil y que no te viéramos? –preguntó Piluca.
- ¿El Gran Misil? –dije yo, indignada-. Mira, no puedo más.

Me giré para clavar mi mirada en la M&M, que me miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Como si se lo viera venir: “Dime lo que quieras, marica, que me resbala.”

- No sé qué problema tienes con el mundo, qué problema tienes con los gays o qué problema tienes conmigo en particular pero estoy hasta el coño de toda esta gilipollez que te has montado; de todo este rollo de matar gente, de toda esta secta absurda. ¡Y DE TU FALTA DE IMAGINACIÓN PARA PONER NOMBRES, PUTA!

La M&M ni se inmutó. Siguió con su eterna sonrisa, mirándome fijamente.

- ¡Pero di algo hija de la gran puta! ¡Que te estoy diciendo que estoy hasta el coño de todo esto! Quiero decir ¡éste iba a ser un blog de petardeo! ¡¡Empezó en una puta chocolatería!! ¡Poniendo a parir a la hija de puta –señalé a Piluca- ésta! ¡ESTO NO DEBERÍA ESTAR PASANDO!
- Hidro, tía –la Pepi me puso una mano en el hombro-. Tranquila.
- ¡NO NENA! ¡NADA DE TRANQUILA! ¡No puedo estar tranquila! ¡Nos hemos cargado a tres personas que lo peor que habían hecho era meterse en un cuarto oscuro con chanclas! ¡Y me han usado como experimento genético y las dos alemanas esas son más malas que el veneno! ¡Y encima la Critter ésta tiene la poca vergüenza de tener UN AVIÓN Y UN MISIL!
¡¡¡PARA QUÉ COÑO QUIERE UNA MARICA UN AVIÓN Y UN MISIL!!!

La M&M no dijo absolutamente nada. Se limitó a seguir sonriéndome. Me acordé del Niño Piñata de la segunda temporada de Desperate Housegays y casi le pego una hostia. Pero nadie hizo nada. Mis amigas me miraban alucinadas, las Perrakas seguían apuntándonos con los fusiles y el séquito de la M&M no decía ni mú.
- ¿Ya has terminado? –preguntó Piluca.
- Sí.
- ¿Te sientes mejor?
- Sí.
- Muy bien. –miró a las Perrakas que nos apuntaban con las armas cargadas. En cualquier otra situación esa frase me habría dado un morbazo alucinante pero ahora me hace sentir algo de pánico-. Subidlas al avión. Llevadlas a la sala de reuniones y atadlas bien. No quiero que nadie se mueva.

La M&M se puso a caminar rodeada de unas cuantas Perrakas y se dirigió hacia el avión. La Piercing y la Brishka la siguieron y las Frankfurt se quedaron un rato a esperar a Piluca, que se acercó a mí y me susurró al oído:

- Tía, sube al avión. Haz todo lo que te digan. Y pórtate bien, por favor.

Y se separó de mí.
Un escalofrío de terror recorrió mi espalda cuando vi su mirada. Por un instante pude ver a la Piluca de siempre, la pueblerina de Vic que acababa de llegar a Barcelona y que estaba orgullosa de ser mi amiga.
Pero ¡qué lejos quedaba Vic!

vale, esto acabará algun dia? mira que tuve paciencia para tragarme 1500 capítulos de santa barbara, grabados cada mañana religiosamente y consumidos a la hora de la merienda, pero esto no tiene nombre, hijaputa, dame un final ya, que a este paso te contratan para gionasta del cor, que te lias mucho, muchisimo. mmm ahora que me acuerdo, que tal ayer rent? que me dijo mi Hombre que le habia llamado el amigo común para ir a verla contigo, estoy esperando que esté entera en el canal mula para verla, a ver que coño te engancha tanto. vale, ya me he vuelto a liar demasiado, el dia que te tenga delante te voy a dejar sorda.

CAPÍTULO 29: REDEMPTION

CAPÍTULO 30: LA BATALLA FINAL

EPÍLOGO

Eso es lo que te queda del Kill Pili, so puta!!!

(Los títulos son provisionales)

Por Dior, hidro, que me tienes en ascuassssssss.... I can't wait any longerrrr!!!!!!

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¿Quién soy?

  • Soy Hidroboy
  • Desde Barcelona, Barcelona, Spain
  • Diva estresada que casi casi no puede con su vida que vive en Barcelona y de vez en cuando se va de parranda a Huesca a comerse una buena longaniza de Graus. No fumo y no me drogo, pero bebo más que Sue Ellen en sus años mozos. Y además la ch*** que da gusto.
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