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Capítulo 23: Face to face with the whore

Después de haber conseguido escapar de las hordas de Perracas que me perseguían por los tejados de Barcelona, acabé en el piso de Héctor echando el polvo del siglo justo después de enterarme de que mis tres mejores amigas habían sido secuestradas por ser tres personajes tontos que tras enterarse de los malvados planes de Piluca ¡se habían quedado en su casa! ¡Manda huevos!

Sí, era cierto que mis tres amigas muy listas... no eran. Pero la verdad es que me importaba un comino. Y te preguntarás: "¿Por qué eres así con tus amigas?" Pues porque a estas alturas de la historia nos hemos cargado (queriendo y sin querer) a dos de las Jackson's Bad Five y sólo hemos sufrido un baja, la de la Polly, que se fue a Pernambuco para que no me la cargara, así que no cuenta como baja baja, sino como baja de ausencia.
Como en Parque Jurásico. Balance de la primera temporada: una suencia, cero bajas.

Se estaba haciendo de día en el cuarto de Héctor. Tuve un ligero dèja vu porque volvía a estar en aquella cama maravillosa, mientras se hacía de día... y con todo al aire.
Claro que, esta vez, en aquella cama había uno de los ejemplares masculinos más excelvillosos que han poblado la faz de la Tierra.
Me supo mal despertarle porque estaba taaaaaaaaaan guapo... Así que me escurrí como pude entre las sábanas y ese pedazo de brazo que me tenía tirado encima que casi no me dejaba respirar y salí de la cama.
Aún la notaba dentro...

¡Qué poderío nenas!

Me fui al baño a darme una ducha intentado hacer todo el ruido posible para que Héctor diera señales de vida (y de paso viniera a follarme en la ducha, porque era el único sitio donde no lo habíamos hecho) pero el pobre debía estar agotado y no se levantó.
Luego volví a la habitación y me vestí haciendo todo el ruido posible para que Héctor se despertara y me follara contra la cristalera, que eso lo hicimos ayer por la noche pero ahora era de día y la vecina de enfrente podía vernos y escandalizarse.
Pero no se levantó.

Pero es que ni se levantaba ni se movía ni nada.
¿Era posible que durmiera tan profundamente o es que... ESTABA MUERTO?
¿Lo había matado a polvos?

Imposible.

¡¡¡¿¿¿Y SI HABÍA SIDO PILUCA???!!!

Me lancé sobre él aterrorizada y gritando como una posesa pero Héctor no se movía. ¡Estaba muerto!
¡¡MUERTO!!

No podía estar muerto. Héctor no. Porque con lo bien que empezaba este capítulo no nos podemos llevar este disgusto y porque si ha de morir alguien que se muera la Cindy, que no sirve para nada, o la Asdru, que a ver cómo le explico que me he tirado a Héctor cuando a ella la tengo en Standby hasta que termine todo esto.

¡PERO HÉCTOR NO!

Entonces recordé cómo hacía que se levantara Lucas (mi ex, otro de los malos) cuando teníamos prisa y no había manera de sacarlo de la cama.
Arranqué de cuajo la sábana cool de la cama y dejé a Héctor en pelota picada y boca arriba.
He de reconocer que, aún estando muerto, me daba un morbazo alucinante. ¡Qué desperdicio!

Saqué mi vena necrófila (que no sabía que la tuviera, pero no te acostarás...) y me puse a... bueno, ya os imagináis: eso que a todos nos gusta que nos hagan mientras estamos dormidos.

Al poco de estar hablando con la boca llena (porque sí nenas, yo mientras estaba dale que te pego iba pidiendo por favor al productor del Blog que no se lo hubiera cargado) noté reacción. La sangre fluía por todo su cuerpo hasta su...

- ¡¡¡ESTÁ VIVA!!!-grité, presa de la emoción.

Héctor abrio los ojos de golpe y se incorporó en la cama.

- ¡¿Qué pasa?!-exclamó, aterrorizado (y empalmado).
- Nada, no pasa nada. Lo siento. Es que me he puesto nervioso pensando que habías muerto y te he hecho una mamada para despertarte porque llevo UNA HORA gritando y me estaba quedando afónica.
- ¿Y por qué querías despertarme?
- Para que me echaras un polvo en la ducha, o contra la cristalera. Pero no había manera.
- Y si creías que había muerto ¿no te bastaba con tomarme el pulso?
- ¿El pulso? ¡Eso es de heteras!

Y dicho esto, me volví a lo que estaba haciendo hasta que lo dejé bien descansado y BIEN DESPIERTO.


Unos tres polvos más tarde... Perdón, tres horas más tarde... estaba yo en plena Plaza Cataluña, en el centro más céntrico, esperando a ver qué pasaba. Héctor se había quedado en casa.
Le dije que ni se le ocurriera venir, que después del susto que me llevé al levantarme y ver que no despertaba no estaba dispuesto a perderle a él ni a ninguna de mis amigas.
Cero bajas nena, cero bajas.
Así que allí estaba yo, esquivando a las yayas que tiran alpiste con una mala leche que no veas y evitando que alguna paloma se cagara en la misma ropa que llevaba ayer (SÍ AYER) durante la persecución de la azotea (que había lavado en casa de Héctor y echaba un pestazo a Mimosín que tiraba de espaldas).
Pasaban los segundos y los minutos y los cuartos de hora y al segundo (osea, media hora más tarde de lo que me habían dicho) un coche negro paró justo delante de la puerta de El Corte Inglés. De él bajaron dos chulazos vestidos de negro y supuse que la Reina Sofía había venido a disfrutar de los 8 días de Oro. Uno de los gorilas abrió la puerta de atrás e hizo un gesto a quien estuviera en el interior, y de aquel agujero negro surgió un chico.

Un chico conocido.

¡Y tan conocido!

Bueno, lógico que fuera conocido porque ya sólo me faltaba descubrir alguna verdad inconfesable y que del coche surgiera Jesús Vázquez y me confesara que todo había sido un montaje para conquistar mi corazón.

El chico conocido caminaba hacia mí, con los dos gorilas detrás de él mirando a todas partes, como si esperaran caer en una emboscada de maricas.

- Llegas tarde -le dije a la tía puta aquella cuando la tuve lo suficientemente cerca.
- Lo sé. Tuvimos un imprevisto con una de tus amigas -respondió.
- También son tus amigas.
- Ya no.
- Pues tú misma bonita, porque la Cindy hace unos regalos de cumpleaños que son una maravilla.
- ¿Y qué son los regalos de la Cindy comparados con esto?

Metió la mano en un bolsillo y sacó un aparato que reconocí al instante. Era un rectángulo blanco, con la parte trasera toda plateada y, por delante, una enorme pantalla de vídeo.

- Así fue como lo consiguió ¿verdad? Te vendiste por un puto iPod.
- ¡No es un iPod! ¡Es un iPod Video True!- gritó la iNena, toda soliviantada.
- Es una mierda nena. Seguro que tienes que cargarle la batería cada media hora.
- Están trabajando en ello...
- Y además debes llevar más rayas en la pantalla que Maradona en el neceser.
- No te metas con mi iPod nena, que te arranco la cabeza.
- ¡No te atreverás!

Y me arreó una hostia. Me arreó una hostia tan fuerte que todas las viejas dejaron de tirar alpiste y las palomas se cagaron todas de golpe.

- Eres una hija de puta -le dije-. Internacional. Y que sepas que no te arreo yo una patada en los huevos porque: A) No tienes B) No quiero que tus gorilas me aplasten el cráneo.
- No estás en posición de amenazarme querida.
- Yo no soy querida tuya. Traidora.

La iNena hizo un gesto con la cabeza como si estuviera en un anuncio de L'Orèal y los dos gorilas la rodearon y se plantaron detras de mí.

- Ahora, si no te importa, acompáñanos al coche. Y no intentes nada o mis chicos te arrancan los brazos de cuajo.

La iNena se me acercó al oído:

- Y a ver cómo te haces las pajas entonces. ¡Pajillera!

Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el coche.

- ¡Pues que sepas que he echado tres polvos antes de venir aquí! ¡Frígida!

Uno de los gorilas me arreó una colleja con tanta fuerza que me tiró para adelante, empecé a tambalearme y no pude parar hasta caer dentro del coche. Que estaba en el quinto coño, pero fui dando zancadas porque soy muy atlética.

Una vez dentro, no me dio tiempo a nada. La iNena puso un trapo (limpio, espero) en mi cara y yo empecé a inhalar lo que fuera que empapaba la tela.
Mientras caía inconsciente logré tener dos pensamientos:

- La iNena me estaba drogando con la misma sustancia que salió de los respiradores del taxi-de-la-muerte donde empezó todo esto.

- Espero que mañana me despierten igual que he despertado yo a Héctor.

me quedo de pasta de moniato, para cuando te invite oprah a contarlo todo y un famoso productor te compre los derechos de tu vida quiero interpretar a hector, por chulazo, por follarte y por ser solo un also starring, que no soy nada estrella y los papelones los dejo para las de ego reducido.

Si no estuviera por ahí el Comecerebros... otro gallo cantaría.

Bueno, en realidad habríamos hecho de todo con el gallo menos hacerle cantar.

¡Viva la Zoofilia!

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  • Soy Hidroboy
  • Desde Barcelona, Barcelona, Spain
  • Diva estresada que casi casi no puede con su vida que vive en Barcelona y de vez en cuando se va de parranda a Huesca a comerse una buena longaniza de Graus. No fumo y no me drogo, pero bebo más que Sue Ellen en sus años mozos. Y además la ch*** que da gusto.
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