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EPÍLOGO

- ¡Huala, nena! –grité, aterrada.

Allí estábamos. Sentadas en los sofases de Héctor sin tener ni idea de lo que acababa de pasar. De repente, sin saber cómo, habíamos pasado de un avión a punto de volar por los aires (bueno, ya estaba volando por los aires pero es que iba a EXPLOTAR con nosotras dentro) a estar en un salón en pleno pisazo de Barcelona mirándonos unas a otras sin saber qué coño había pasado.

- ¿Cómo hemos llegado aquí? –preguntó la Asdru.
- No sé tía… yo estoy… como en trance –dijo la Pepi.
- Eso son las drogas, mira que te he dicho veces que no te metas tanto –respondió la Cindy-. Ah, por cierto, I am totally flipated.
- Yo lo último que recuerdo –dije-. Es a Piluca brillando más que la estrella de Navidad de la fachada de El Corte Inglés de Plaza Cataluña en pleno 25 de diciembre.

Todas miramos a Piluca. Estaba sentada en un sillón individual, mirándonos fijamente con la mirada muy tranquila.

- ¿Se ha fumado un porro? –preguntó la Pepi.
- No –respondió Piluca-. No he fumado nada.
- Piluca… ¿qué ha pasado?
- ¡¡¿¿QUIÉN ANDA AHÍ??!!

Las 5 pegamos un bote y la Pepi soltó un gritito y vimos aparecer a Héctor, sujetando un zapato, por el pasillo. Iba totalmente mojado y sólo llevaba una toalla que NO disimulaba en absoluto el ASOMBROSO tamaño de su miembro.
Me entró un hambre de repente…

- ¡¡Héctor!! –grité yo, y me levanté y fui corriendo a abrazarle.
- ¡¡Hidro!! –gritó él, y me abrazó.
- ¡¡Héctor!! –gritó la Pepi, y se levantó corriendo a abrazarlo.
- ¡¡Puta!! –grité yo, y le arreé una patada.
- ¿Cómo habéis entrado? – preguntó Héctor.
- Pues… no lo sabemos –respondí.
- Les he traído yo –dijo Piluca.
- ¡¡Piluca!! – Héctor se llevó un susto de muette al ver a Piluca sentada en su salón-. ¿Qué hace aquí?
- Te lo contaré luego. Cuando me lo cuente ella. ¡Porque no tengo ni idea! –respondí.

Héctor se abrazó fuertemente a mí y me acompañó hasta el sofá. Todos nos sentamos de nuevo, yo agarradito a mi Héctor, y miramos fijamente a Piluca.

Ella se levantó, caminó hacia uno de los ventanales y se quedo mirando al exterior. Miró… y miró… y remiró… se llevó la mano a la barbilla…. Y siguió mirando…

- ¡Tú, Antoñita la fantástica! –le grité-. ¿Vas a contarnos qué coño ha pasado o lo dejamos para el prólogo de la Segunda Temporada?
- ¿Habrá segunda temporada? – preguntó la Asdru, emocionada.
- Claro nena, ya te dije que habría segunda, tercera y las que hagan falta –le respondí.
- Era algo que sospechábamos… - dijo Piluca.
- ¿El qué? ¿Lo de la segunda temporada? –dijo la Pepi-. Yo no lo sospechaba, yo pensaba que como esta había sido tan mala no habría segunda.
- No idiota, eso no –dijo Piluca-. Aunque es cierto que no ha quedado la cosa muy fina ¿eh, Hidro?
- Oye bonita, a ver si te voy a dar un empujón y vas a salir volando por la ventana. Que aunque te hayas redimido aquí el guionista soy yo ¡y el epílogo es muy largo!
- Como iba diciendo… -siguió Piluca-. Era algo que sospechábamos. El Mega-Gas tuvo efectos secundarios extraños en los ratones cuando lo probamos.
- ¡Experimentasteis con animales! ¡Qué animales! –gritó la Asdru.
- Pues ratas… monos… algún perro que pasaba por allí… un par de viejas granjeras… la fauna murciana no da para más –dijo Piluca.
- ¡Qué animales vosotros! ¡La experimentación con animales es una salvajada! – respondió la Asdru.
- Yo desde que vi Una Rubia Muy Legal 2 que no soporto a los que experimentan con perros –gritó la Cindy.
- Sí, lo sé –continuó Piluca-. No me sentía a gusto con todo aquello. Pero tenéis que entender que habían anulado mi voluntad y mi personalidad…
- Y tu gusto sexual nena, porque mira que follarte a la M&M. –le dije yo.
- De eso prefiero no hablar.
- No me extraña –respondí.
- ¿Y qué le pasaba a los animales? –preguntó la Asdru.
- Pues… a un par de ratones les causaron mutaciones genéticas. A uno le salió otro rabo y el otro super-desarrolló sus sentidos. Uno de los gatos adquirió la capacidad de deformar su cuerpo hasta límites insospechados. Hubo un perro que desarrolló una inteligencia sorprendente. Y las viajes agricultoras… una adquirió poderes telequinéticos y la otra comenzó a hablar en lenguas extranjeras que jamás había estudiado.
- Oh my god – dijo la Cindy.

Todos la miramos, asustados.
- ¿Y qué pasó después? –pregunté yo.
- En varias fases del experimento conseguimos aislar esas malformaciones y fuimos depurando el código del Mega-Gas para evitar posibles efectos secundarios.
- ¿Y qué pasó después? –volví a preguntar.
- En las últimas versiones del Gas vimos que ya no había ningún efecto secundario. Pero no llegamos a desarrollar por completo el tratamiento de vacunación.
- ¿Y qué pasó después? –pregunté, otra vez.

Piluca se giró y me miró fijamente.
De repente, noté cómo una fuerza extraña e invisible me soltaba un sopapo en toda la nuca.

- ¡Coño! –me giré, pero detrás de mí sólo estaba Héctor-. ¿Qué coño te pasa?
- ¡Yo no he hecho nada!
- ¡Me has dado una colleja!
- ¡Pero si te tengo abrazado con las dos manos por delante!
- ¡Pues me habrás dado con tó lo gordo! ¡Tío, que no me va el S&M!
- Ha sido Piluca –dijo la Asdru.

Piluca miró a la Asdru y sonrió.

- Qué mal rollo me está entrando –dijo la Pepi.
- Yes, indeed –dijo la Cindy.
- Quieres dejar ya de hablar en inglés y portarte como los seres humanos –dije yo.
- Conseguisteis aislar los problemas del código genético del Mega-Gas… pero no de la vacuna. Y todos nos pusimos la vacuna…
- ¿Insinúas que nos vamos a malformar genéticamente? –pregunté, horrorizada.
- Es posible… -dijo Piluca.
- ¡Yo me pido ser el ratón de los dos rabos! –gritó la Pepi.
- ¡Tú calla y no me seas puta! –exclamé histérica -. ¡Nena! ¡Nenas! ¡No puedo malformarme!
- Tranquila Hidro, seguro que no nos pasa nada. –dijo la Asdru.
- No te pongas en plan paternalista nena. Nos hemos tomado un mejunje creado por una Murciana psicotrópica que nos van a salir tomates y lechugas en las manos como al Gremlin aquél. ¡Héctor! ¡Héctor! Por el amor de Dior!!! ¡Hazme el amor ahora que aún parezco un hombre!

Me abalancé sobre él y le arranqué la toalla, dejando al descubierto TODA su hombría.

- Joder… éste no se ha tomado la vacuna ¡pero poca falta le hace! –dijo la Pepi.
- Did you see the size of that? –dijo la Cindy.
- Hidro, espera!! –gritó Héctor.
- Hidro, no me seas histérica –dijo Piluca-. A estas alturas es obvio que ninguna de las mutaciones que ha causado el Mega-Gas en nosotros son malformaciones físicas.

La Pepi se llevó la mano a la entrepierna y, al darse cuenta de que seguía teniendo un solo rabo, soltó un suspiro.
- What a pity –le dijo la Cindy, y le pasó una mano sobre los hombros.

- Pero entonces… -empezó a decir la Asdru-. Tú Piluca has adquirido poderes telequinéticos, por eso nos has teletransportado desde el avión hasta aquí.
- Exacto.
- ¿Y cómo nos has traído a este piso, si tú nunca has estado aquí? –pregunté yo.





- ¿HABÍAS ESTADO AQUÍ ANTES?





- ¡¡¡¡¡¡¡¡HÉCTOR!!!!!!!!
- Si me disculpáis, voy a terminar de ducharme, que me habéis dejado a medias.
- ¡Serás puta! –comencé a pegarle collejas a Héctor.
- ¡Fue antes de conocerte! ¡Mucho antes! ¡Hace casi año y medio!

Todos abrimos la boca exageradamente y miramos a Piluca.

- ¿Te tiraste a Héctor antes de irte a Murcia, cuando aún eras Piluca la Paleta? –preguntó la Pepi.
- Esto es un allanamiento de los seres humanos de la sensibilidad –dije yo y le devolví la toalla a Héctor-. Anda, vuelve a la ducha antes de que Piluca te haga un rollo vudú de esos y te deje tieso.

Héctor abandonó la habitación y volvió a la ducha.

- What heavy –dijo la Cindy.
- Y la Cindy ha adquirido la capacidad de hablar en inglés –dijo la Asdru.
- Pero ésta ya sabía hablar inglés, que se fue a London a hacer de niñera –dijo la Pepi.
- Sí, pero ahora ¡no puede parar de hablar en inglés! –gritó la Asdru, emocionada.
- DON’T TELL ME!!! –gritó la Cindy, que se le iluminó la cara.
- Pues recuérdame que no le dé mucho protagonismo en la segunda temporada porque no hay quien la entienda –dije yo.
- ¿Y cuál es mi super poder? –preguntó la Pepi.
- Es difícil de descubrir. Tal vez no tengas ninguno. –dijo Piluca.
- Sí claro, ahora va a resultar que las únicas con poderes vais a ser vosotras dos –respondió. Se cruzó de brazos y se cabreó, se incrustó en el sofá y la cabeza se le fue para atrás.
Literalmente. Su cuello se estiró como el Blandi-Blub y la cabeza le terminó en el parquet.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaah! –gritó, mientras las demás le mirábamos asombradas.
- ¡Es el hombre chicle! –grité yo.
- ¡Piluca, putaaaaa! –gritaba la cabeza de la Pepi desde detrás del sofá-. Que no eran malformaciones físicas. ¡Te voy a pegar una de hostias que vas a ver las malformaciones físicas que te hago!
- Pepi, cálmate –dijo la Asdru-. Seguro que cuando descubras cómo controlar tu poder estas cosas dejarán de pasarte. Relájate y verás cómo todo vuelve a la normalidad.

Oímos cómo la cabeza de la Pepi tomaba aire y comprobamos como, poco a poco, su cuello iba volviendo a su lugar habitual. Cuando tuvo la cabeza de nuevo sobre los hombros, nos miró a todos con los ojos como platos.

- Qué resacón más divino –dijo.
- ¿No te duele? –le pregunté.
- No. No me duele. Pero es muy raro sentir cómo se alarga tu cuerpo… ¡UN MOMENTO!

Se levantó de golpe y se metió la mano en los pantalones. Empezó a estirar y a estirar y a restregar la mano arriba y abajo.

- ¡Nena! ¡Que te vas a quedar ciega! –le grité.
- ¡NO NENA! ¡QUE SE ME ALARGA! ¡¡TENGO UN RABO RETRÁCTIL!!

Y dicho esto, se fue corriendo del piso de Héctor.

- Deberíamos retenerla hasta que supiéramos qué nos está pasando –dijo la Asdru.
- Tú tranquila –dije yo-. Si sigue gritando lo del rabo retráctil cuando salga por la puerta ya la retendrá la Guardia Urbana en algún manicomio.
- ¿Y cuáles serán vuestros poderes? –preguntó Piluca, mirándonos a la Asdru y a mí.
- Nena, no me mires con esa cara –le dije- que ahora que sé que eres psicoquinética me das un yuyo que pa’ qué.
- I agree with that. You are a scary person now, Piluca –dijo la Cindy.

Las tres la miramos y nos entró la risa.

- Es posible que ninguno de nosotros tenga poderes –dijo la Asdru.
- Pues vaya mierda. Yo que esperaba tener algún don mega-cool o algo… y va a resultar que soy cool, a secas.
- Don’t cry for me, Argentina –dijo la Cindy.
- Como una cabra. Lo que yo te diga.

De repente se oyó un portazo. Las 3 que quedábamos en el salón dimos un bote. Por el pasillo vino la Pepi, con la cara así como desencajada.

- ¿Qué te pasa a ti ahora? –le pregunté.
- Nenas, nenas, NENAS.
- What? –said the Cindy.
- No os vais a creer lo que hay ahí abajo.
- ¿Dónde? ¿En tu paquete? –preguntó Piluca.
- No nenas. En la calle.
- ¿Qué hay en la calle?
- Una cantidad ingente, increíble y totalmente grotesca de CHULAZOS RUBIOS, ALTOS Y CACHAS.
- Sí bonita, lo que tú digas –dije yo-. Apuntad otro poder de la Pepi, las alucinaciones a lo Emily Rose.
- ¡Que va en serio tía! ¡Está lleno de hombres!

Nos levantamos todas corriendo y nos pegamos a los ventanales, para mirar a la calle.
¡Era cierto! En la calle había una cantidad absurda de hombres apetecibles, con camisetas de tirantes que les marcaban hasta las marcas de nacimiento y unas cabelleras rubias y castañas y morenas… y yo qué sé! ¡Hay que ver los chulazos!

- ¡Nenas! ¡Con esa cantidad de hombres por metro cuadrado ¿qué coño hacemos aquí hablando como si fuéramos los Power Rangers?! –preguntó la Pepi.
- Volvemos a ser las mismas de siempre, pero mejoradas –dijo Piluca-. Va siendo hora de volver a putear ¡como en los viejos tiempos!
- Con lo que me ponen a mí los rubios… Mmmm… -dijo la Asdru, y todos la miramos raros.
- ¿Qué pasa? –dijo-. Soy el típico personaje asexual que sólo sirve para avanzar en la trama pero NO SOY DE PIEDRA.
- Vale, vale, tranquila –le dije-. Joder, ¡¡esta calle parece un videoclip de Alcazar!!!
- It’s raining men!!!! –gritó la Cindy.
- ¡¡¡¡Aleluya!!! –gritamos las demás y fuimos hacia la puerta. Una vez allí salieron todas del piso. Piluca, la última, se giró y me miró.
- ¿No vienes?
- No cariño, yo ya tengo un hombre… -y señalé con la cabeza al pasillo.
- Pues que lo disfrutes.

Se acercó a mí y me dio un abrazo.

- Me alegro de haber vuelto –dijo.
- Y yo también –le dije.

Me dio un beso en la mejilla y se fue a seguir a las demás, en la caza por los chulazos rubios y musculosos.

Yo me volví al salón, a esperar a que Héctor saliera de la ducha. Encendí la televisión. En pantalla apareció lo que parecía ser un escenario en medio del desierto, en llamas, unos bomberos apagando el fuego y un grupo de locazas gritando. A los bomberos, no al incendio.

- “…durante la actuación. El avión, que se desconoce a qué compañía aérea pertenecía, cayó desde el cielo ante la atenta mirada de miles de testigos.” –dijo la reportera.

En ese momento apareció en pantalla un chico muy majo, con una camisa con volantes y topos horrorosa, que comenzó a relatar lo que había vivido.

- Pues estaba yo con mi amiga Dolly que íbamos a ver el concierto de los Chico y Chica, que nos lo recomendó un amigo de Barcelona y dijo que eran lo más.

Bajo el micro apareció un letrero con su nombre: “Gigi, testigo”

- Y entonces vimos cómo aparecía el avión este y nos dimos cuenta de que iba directo al escenario dos, que era donde estaba actuando Malena Gracia. Y entonces se estrelló y, por lo que sé, sólo murieron ella y el equipo de baile porque no había público. Normal.
- ¡Gigi! ¡Gigi! –gritaba otro chico por detrás-. ¡Quieres dejar de hablar con Susana Griso y venir a ver a los Bomberos! ¡¡¡Viva el cuerpo de los Bomberos!!!

La periodista apareció en primer plano, con el escenario en llamas detrás.
- Y eso es todo en directo desde el desierto de los Monegros. Las autoridades están investigando el accidente aéreo que ha causado la muerte de cuatro personas: la cantante Malena Gracia y los tres bailarines de su espectáculo. También se está investigando la extraña explosión ocurrida esta tarde hacia las cinco y diez sobre el cielo de Valencia. Los testigos aseguran haber oído a unas mujeres cantar en alemán antes de escuchar la detonación.

La conexión se cortó y en pantalla apareció Susana Griso.

- Gracias Almudena -¿Por qué todas las reporteras de Antena 3 se llaman Almudena?.

Apagué la tele. Me importaba un pepino lo que había pasado con el avión y con las alemanas. Sabiendo que las maricas de los Monegros estaban a salvo ya estaba contenta. Vale, ha muerto Malena Gracia. Pues bueno.

Visto que Héctor no salía de la ducha, fui hacia el baño, me desnudé y abrí la mampara para meterme dentro. Héctor se giró y me miró fijamente.
- ¿Qué haces?
- He estado dos días encerrada en un zulo. He pateado el culo de un montón de perrakas. He sido golpeada con metralletas y cosas que no eran metralletas. He subido a un avión que casi me explota en la cara y he peleado a 20.000 pies de altura con una marica Murciana con más mala leche que Carlos Pumares. Ahora me toca una ducha.

Me metí bajo el chorro, pegando mi cuerpo al de Héctor y llevando mi mano hacia su…

- ¡Anda! –dije yo.
- ¿Qué?
- ¡Ya sé cuál es mi súper poder!
- ¿Cuál?
- ¡Elevar la carne sólo con pensarlo!

Y dicho esto, me pasé tres días follando como una perra.


FIN

¡QUÉ FINAL, NEEENAAA!

Con súper poderes y con Susana "Grisú" (como el gas grisú).

Si tu super poder es volar, en la siguiente temporada, pide por contrato que las PUTAS del CGI no te borren el miembro como hicieron en Superman Returns.

Guardemos un minuto de silencio por Malena Gracia. ¡Qué digo un minuto! ¡UN SEGUNDO!

PD: Ya podéis coger hilo y aguja para haceros unos vestidos de súper héroinas cools, a lo Las Cuatro Fantabulosas, Comando Gayer, Las G-Men o ¡las TransformISTAS! Bueno, que las TRANS eran coches... ¡sácate el carnet de conducir, PUTA!

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¿Quién soy?

  • Soy Hidroboy
  • Desde Barcelona, Barcelona, Spain
  • Diva estresada que casi casi no puede con su vida que vive en Barcelona y de vez en cuando se va de parranda a Huesca a comerse una buena longaniza de Graus. No fumo y no me drogo, pero bebo más que Sue Ellen en sus años mozos. Y además la ch*** que da gusto.
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