6/24/2006

Capitulo 27: Round One... FIGHT!!!!

La hija de puta internacional de mi ex (osea, que la hija de puta es mi ex, no yo) le acababa de pegar un tiro a la iNena. Así que estábamos encerradas en un pasillo muy largo, muy blanco, rodeadas de Perrakas comandadas por Lucas, en el subsuelo de MURCIA!!... Y lo que es peor:
¡Sudadas como cerdas por la corrida del capítulo anterior!


NENAS: Esto es importante. Éste capítulo es un capítulo especial. Es un capítulo con banda sonora. Si queréis disfrutarlo en todo su esplendor necesitáis el track "Conga Fury" de Juno Reactor (incluído en la banda sonora de Animatrix). Ya os avisaré cuando tengáis que darle al Play y hasta os pondré los segundos en los que debéis estar, a lo timecode, para que no os perdáis. ¡Y AGARRAOS QUE VIENEN CURVAS!

El cuerpo de la iNena se empotró contra la pared. Puso una cara como la que pones cuando le bajas los pantalones a un tío y no te puedes creer lo que ves (ya sea para bien o para mal... sí, esa cara que todas estáis practicando ¡putas!) y empezó a deslizarse hacia el suelo, dejando un reguero de sangre en ella.

Miré a mis otras amigas y estaban todas con la misma cara que la iNena y supuse, por la forma en que me miraron ellas a mí, que yo tenía la misma expresión.

Miré a Lucas, que se estaba guardando la pistola bajo la americana que llevaba. Por cierto, cuando salía conmigo no vestía tan bien. Camisa negra de ¿Armani? ¿Boss? y esa americana... debe costar una pasta... ¡Coño, una pistola!
¡AH SÍ! Se me había ido el santo al cielo...

- ¡¡¡¡HIJO DE PUTAAAAAAAAAAAAA!!!! -grité, y me lancé contra él. Pero no sirvió de nada, porque una de las Perrakas que le acompañaban me pegó un puñetazo en el estómago que me caí de culo.
Lucas se me acercó y se plantó ante mí. Me miró fijamente y yo levanté la vista.

- Siempre me gustaste en esa postura. Ahí, agachado, con esa mirada suplicante, mientras me comías la polla.
- Si estuviera comiéndote la polla ahora mismo te iba a pegar un bocao que te la arrancaba de cuajo. Y cuidado con ese lenguaje que este blog lo leen niños y marikas inocentes.
- Es verdad... que estamos en tu blog. Tengo una duda, Hidro, ¿por qué nunca has hablado de mí en tus blogs?
- Porque en mi blog sólo entra la gente guapa. Y tú, eres un cabrón. Además no le importas a nadie.
- ¿Estás seguro? -sacó la pistola-. No sé si tus amigos pensarán igual...

Apuntó la pistola a la cabeza de la iNena, que aún seguía con la cara de ¡Sorpresa, tengo micropene! y con esa cara se quedó. Por mi cabeza pasó fugaz el pensamiento de levantarme, pero justo después pasó otro pensamiento fugaz que me gustó más y me lo guardé para el momento Fuga de Alcatraz que vendrá en breves momentos.

- Tú debes ser la Pepi... ¿Me equivoco?
- No, no te equivocas -dijo la Cindy-. ¡Mátala a ella, que es la mejor amiga de Hidroboy! Que yo sólo soy conocida y ésta -refiriéndose a la Asdru- está enamorada de él pero no le corresponde así que ya sabes, si te tienes que cargar a una...
- CINDY TÍA, CUANDO SALGAMOS DE AQUÍ RECUÉRDAME QUE TE META EL CONSOLADOR ROSA QUE ESCONDES BAJO LA ALMOHADA POR EL OÍDO IZQUIERDO, SO PUTA -dijo la Pepi, con una sorprendente sangre fría.

Y AHORA NENAS, DADLE AL PLAY DEL CONGA
(O:OO)

- Dejad de discutir, ¡maricas de mierda! -dijo Lucas, y apretó más la pistola contra la frente de la Pepi.
- Oye mamarracho -le dije a Lucas-. Vale que nos pegues, que nos dispares y nos asesines, pero ni se te ocurra volver a llamarnos maricas de mierda o te juro por mis chanclas de Tommy Hilfiger que será lo último que hagas.

Lucas se giró y me miró, sin apartar la pistola de la cabeza de la Pepi.

- Eres una puta maricona -me dijo-. Y siempre lo has sido.
- Maricona... Y ORGULLOSA.

(0:21)

Y dicho eso, le arreé una patada en la rodilla que le partió la pierna por la mitad. Lucas soltó un alarido de dolor mientras se desplomaba y dejaba caer la pistola, que fue a parar, sin saber cómo, a manos de la Pepi.
Las Perrakas, que debían haberse quedado embobadas con el momentazo Orgullo Gay que me había entrado, reaccionaron tarde y no pudieron evitar que la Pepi levantara el arma y las apuntara a la cabeza.

Yo me incorporé, me quedé en cuclillas y alargué la parte-piernas (así se conoce desde esa noche a mi pierna derecha) mientras realizaba un movimiento circular que se llevaba por delante a las dos Perrakas que sujetaban a la Cindy y a la Asdru que,
en cuanto fueron libres, se vengaron. La Asdru se puso a pegarle patadas y puñetazos a su captor, mientras la Cindy se dedicaba a darle manotazos como una histérica.

Las dos Perrakas amenazadas de muerte miraban fijamente a la Pepi, que les sonreía.
- ¡A ver quién es ahora la maricona de mierda! -les gritó-. ¡NEENAAAAS! ¡¡Tengo una pistolaaaaa!! ¡¡¡¡TENGO UNA PISTOLA!!!!
- ¡¡¡Calla coño!!! -le grité.

(0:45)
Di un salto a lo Ángeles de Charlie que se quedaron todas flipadas (hasta yo, que casi me vuelvo a caer porque casi pierdo el equilibro) y me incorporé, para ver cómo Lucas se arrastraba por el suelo e intentaba llegar a una especie de interfono que había en la pared.
Eché una ojeada rápida para comprobar que estaban todas controladas y me lancé a por Lucas.

(0:57)
Llegué a él en el momento en que intentaba incorporarse para apretar el botón, pero me lancé como Oliver y Benji y la rompe-piernas fue directa a la pierna que ya tenía rota.

- ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!! -gritó Lucas, mientras se desplomaba.

Al caer al suelo resbalé unos metros porque aquello estaba muy húmedo y alargué la mano para agarrarme a Lucas y no salir disparada hacia el final del pasillo. Me levanté a lo corredora de fondo Olímpica y le solté una patada en la cara.
Lucas intentó gritar, pero la suela de mi bamba se lo impidió. Y, como estaba muy cabreada, le arreé otra patada en el estómago.

(1:20)
- ¡ESO POR LA INENA! -le grité. Y empecé a caminar hacia la Pepi, no sin antes pegar un salto y aplastarle la pierna que le quedaba entera-. Y esa... ¡POR PUTA!

Miré a mis amigas, que se habían quedado unos metros atrás, y les saludé con la mano.

- ¡Venga nenas! ¡Vámonos de aquí!

La Asdru y la Cindy comenzaron a correr. La Pepi miró a las dos perracas.

- Lo siento -les dijo, antes de arrearles con la culata de la pistola en la cabeza y dejarlas a las dos en el suelo en pose "Hermanas Grogui".

Y de repente...
(1:35)

La puerta por la que habíamos entrado en aquel pasillo (la que daba al pasillo de la mini-celda del capítulo anterior) crujió y se abrió de par en par, y todas las Perrakas que había tras ella empezaron a correr hacia nosotras. Las cuatro nos miramos, con cara de súper puta pero muy serias, y empezamos a correr... hacia el lado contrario.
Que sí, vale, teníamos el ego subido y ganas de zurrar culos, pero aquellos eran demasiado culos (y seguramente, demasiado zurrados).

(1:58)
Comenzamos a correr como cuatro locas por el túnel.

- ¡Nena! -me gritó la Pepi-. ¿Tienes idea de a dónde vamos?
- ¡Al hangar!
- ¿Qué hangar? -preguntó la Cindy.
- El que dijo la iNena.
- ¡Pero si la iNena está muerta tía! -dijo la Pepi-. ¡Y es la única que sabe dónde coño está el hangar ese!
- ¡Da igual nena! -le grité-. Vamos a correr como si fuéramos las del Grand Prix y tuviéramos la Vaquilla en el culo hasta que encontremos el puto hangar o hasta que alguien nos pegue un tiro.
- ¿Y por qué tenemos que hacerte caso a ti? ¡Aquí la que tiene la pistola soy yo! -gritó la Pepi.
- ¡ES VERDAD! -dije yo-. ¡Dámela!
- Ten -y me la dio.
- Gracias. Ahora tengo yo la pistola ¡y yo soy la que manda! ¡¡A CORRER AL HANGAR NENAAAAAS!

Y seguimos corriendo por aquel pasillo que no se acababa nunca. No parábamos de pasar puertas y puertas y más puertas hasta que, de repente, se acabaron las paredes y las puertas que dieron paso a una bóveda gigantesca que debía ocupar la mitad de murcia. Ahora corríamos a través de una pasarela de metal que llevaba directamente a:

- ¡HUALA NENAS! -gritó la Asdru.

(2:34)

Nos detuvimos en seco.
Frente a nosotros, en el centro de la bóveda, había una plataforma elevada con un brazo mecánico que estaba moviendo lo que parecía ser... ¡UN MISIL!
- ¡Es la bomba atómica! -gritó la Cindy.
- ¡Qué coño va a ser una bomba atómica! -respondió la Asdru.
- Va nenas, dejaros de tonterías y sigamos.

Pero no podíamos seguir, porque...

(2:49)
De detrás del brazo mecánico empezaron a surgir Perrakas y Perrakas y más Perrakas. Nos giramos y vimos que por el pasillo por el que habíamos entrado, venían más Perrakas.
- Joder, ¿de dónde salen tantas putas marimachas? -pregunté.

(2:59)

- ¡La grúa! -dijo la Asdru, señalando el brazo mecánico, que empezaba a elevar el misil.
No sé cómo lo hicimos, pero todas entendimos al momento lo que nos quería decir. Como en Los Ángeles de Charlie que sólo con mirarse ya saben lo que tienen que hacer.

Las cuatro empezamos a correr hacia el montón de Perrakas que teníamos delante y nos lanzamos contra ellas a cámara lenta, como en una peli de Peter Jackson, y nos pusimos a soltar mamporros a diestro y siniestro.
Las Perrakas habían empezado a invadir la plataforma de metal, pero nos daba igual, nosotras soltábamos toda la furia que llevábamos en nuestro interior. Hostias, codazos, patadas, lametones, rodillazos, golpes con la pistola...

(3:22)

- ¡Vienen por detrás nenaaaaas! -gritó la Cindy.
- ¡Ten! -le dije, mientras le daba la pistola. La Cindy la levantó y empezó a amenazar a las Perrakas de la retaguardia, que frenaron en seco.

La Pepi, la Asdru y yo seguimos soltando mamporros a todas las que se nos ponían por delante.
Oímos un disparo.

Nos giramos, asustadas y vimos que la Cindy había intentado darle a una Perraka y le había dado a un cable, que salía disparado.
- ¡Nena! ¡No malgaste las balas! -le grité.
- ¡Lo siento tía! ¡Pero es que me están amenazando!
- ¡Déjate de amenazas y mátalas a todaaaaaaaaaaas! -gritó la Pepi, en pleno frenesí asesino.

Continuamos avanzando como podíamos por la plataforma metálica, que soltó un chirrido.

(3:46)
- ¡HAY SOBREPESO! -gritó la Asdru.
- ¡ES LA PEPI! ¡QUE COME MUCHOS TIGRETONES! -grité yo, y le solté un mamporro a una Perraka que se fue directa a la barandilla y se cayó por el borde. Las demás la siguieron con la mirada y luego me miraron a mí.
- Venga nenas, que hay sobrepeso, la que quiera ir para abajo ¡que me lo diga! -les dije, y seguí soltando hostias.
- ¡TENGO UNA IDEA! -dijo la Cindy.
- ¡MIEDO ME DAS! -respondió la Pepi, que pegó un salto (3:59) y se lanzó hacia adelante con la pierna estirada y les soltó unas cuantas hostias a una fila de Perrakas que fueran todas directas barandilla abajo.
- ¡Olé nenaaaa! -le grité-. ¡Pero seguimos siendo muchas maricas para tan poca estructura!
- ¡Llevadlas al centro! ¡Llevadlas al centro! -gritaba la Cindy.

(4:10)
Seguimos luchando mano a mano con las Perrakas que teníamos delante (que, todo sea dicho, cada vez eran menos) y nos fuimos abriendo paso como pudimos hasta que llegamos a la estructura central.
Una vez allí, la Pepi y la Asdru comenzaron a escalar por la grúa mientras iban soltando patadas a todas las que se lanzaban a agarrarlas y yo, en pleno ramalazo Xena La Princesa Guerrera, me puse a cubrirlas.
- ¡Venga Cindy! -le grité-. ¡Sube!
- ¡Espera coño, que tengo una ideaaaaaaaaa!
- ¡Sí, y me hace mucha ilusión que por fin pienses pero SUBE DE UNA PUTA VEZ!

La Cindy se giró y me miró fijamente.
- QUE-TE-ESPERES,COÑO.

Y dicho esto, levantó la pistola y...

(4:34)

Puso cara de Milla Jovovich y empezó a apuntar al techo.

- ¡ESTÁN MÁS ABAJO, SO PUTA! -le grité.

Pero no hizo falta indicarle. La Cindy disparó cuatro tiros, cuatro tiros perfectos que dieron a los cables que aguantaban la pasarela por la que acabábamos de pasar.
Las Perrakas que estaban en ella miraron hacia arriba, soltaron un grito (que sonó como aquella vez que se fue la luz en el Arena y alguien dijo: "¡Cuarto Oscuro para todaaaaaas!") y se precipitaron al vacío.

- HUA-LA-NE-NA -dije yo, y agarré a la iNena del cuello de la camisa, y la levanté con un brazo (porque aún me duraba el ramalazo Xena) para que la cogieran la Asdru y la Pepi y la elevaran.
Yo la cubrí, azotando Perrakas mientras ascendía. Le estaba pillando el gusto a todo aquello.

Y entonces...

(5:10)

- ¡DEJÁDMELA A MÍ! -gritó una Perraka.
Todas las demás se apartaron, formando un pasillo y me dejaron ver a la que acababa de gritar.
Era una zorra a la que ya conocía.
La Zorra a la que le pegué el bocado en el ascensor, con la que luego me di de hostias en el vestíbulo y a la que Héctor y yo bateamos sin piedad.
Era la Perraka-Zorra con un bocado en la mano.
Y caminaba lentamente hacia mí.
Yo la saludé con la cabeza.
- Pensaba que ya te había matado.
- Piensa mal y acertarás.
- Si eres igual de tonta peleando que discutiendo, te auguro medio párrafo.

(5:35)

- ¡HIIIDROOOOOO! -gritó la Pepi.

La cúpula empezó a abrirse y la grúa empezó a ascender a mayor velocidad y yo alcé la vista para ver cómo mis tres compañeras de lucha (¡jo tía!) se elevaban sobre mi cabeza.

Aprovechando el despiste, la Perraka-Zorra se lanzó contra mí y me arreó una patada en el pecho que me hizo perder el equilibro y fui contra la barandilla, que se me incrustó en los riñones.
La Perraka-Zorra volvió a por mí, pero esta vez yo la vi venir y antes de que llegara me lancé rodando por el suelo metálico, me impulsé con las manos y salí volando por los aires, di unas piruetas y le aplasté la cara con la suela de las bambas.

Las demás Perracas contemplaban el espectáculo, sorprendidas.

La Perraka-Zorra caía a cámara lenta hacia el suelo, y antes de tocarlo alargó los brazos y se impulsó, salió volando por los aires en un movimiento alucinante que hasta yo me quedé a cuadros.
Una vez en el aire clavo su mirada en mí y alargó la pierna a lo Kung Fu.

Yo me preparé, moviendo muy rápidamente los brazos, para recibir el golpe más doloroso que me habían dado nunca.

Pero la Perraka-Zorra calculó mal la distancia y se fue directa por encima de la barandilla y cayó por el abismo.
No gritó ni nada, debía darle vergüenza.

Yo asomé la cabeza:
- ¡HASTA LUEGO, PUTA!

Y dicho eso y aprovechando que las Perracas se habían quedado atontadas, empecé a escalar por la grúa. Me agarré a un saliente y estuve a punto de caer cuando aquello dio un trompicón y se me resbaló una mano.

Pero finalmente, pude llegar a la pequeña plataforma en la que me esperaban mis amigas.


- Huala tía -dijo la Pepi-. No puedo creerme lo que nos acaba de pasar.
- Qué fuerte -dijo la Cindy-. Yo no sabía ni que sabíamos karate.
- Era una sorpresa que os tenía preparadas nenas -dije yo.

Ellas me miraron así como un poco extrañadas. No quise decirles la verdad (que todo era ficción en un blog de internet) para no quitarles las ganas de vivir.

Además, las necesitaba vivas, despiertas, ilusionadas y PREPARADAS, para el gran combate final.

The Big One, que dirían los americanos.

¡Y no se refieren a Rosie O'Donell!

6/14/2006

Capítulo 26: Putas a la carrera

¡Por fin sabíamos qué estaba pasando! Después de descubrir que la Murciana Mala nos había usado como cobayas en un expermiento secreto financiado por Anne Igartiburu y su Marina D'Or, la iNena vino a rescatarnos (o eso dice ella) y sacarnos del zulo en el que estábamos metidas.
El lado malo es que teníamos que echarnos a correr. ¡Qué asco!


Y allí estábamos, todas corriendo como perras. A la cabeza, la iNena, que siempre ha sido muy rápida para todo.
Tras ella íbamos, en el siguiente orden: La Asdru, la Cindy, yo y la Pepi, que iba la última porque no paraba de mirar atrás y gritar:
"¡Pero nenas! ¡¿Pa' que corremos si todos esos chulazos están de escándalo?!"

Y es que sí, detrás nuestro teníamos a las Perrakas, las secuaces de la Brishka (que ahora que me acuerdo, aún no nos la habíamos cargado); que venían como locas (que es lo que eran) persiguiéndonos por aquel pasillo larguísimo que no se acababa nunca.

- ¡Nenaaaaa! -le grité a la iNena-. ¿Dónde coño estamos?
- En las instalaciones subterráneas secretas de La Organización -respondió ella, desde la cabeza de la carrera.
- ¿Y dónde están? -preguntó la Cindy-. ¿En el culo de Oprah Winfrey? Porque esto no se acaba nuncaaaaa...
- No, las instalaciones secretas están en Murcia.

Frené de golpe.

- Espera un momento -dije, asombrada-. ¿ESTAMOS EN MURCIA?
- ¡Neeeenaaaaaaaaa! -gritó la Pepi.

Como no le dio tiempo a frenar, me pegó un empujón por detrás que las dos nos caímos al suelo y rodamos por él durante unos segundos. Y es que aquello estaba todo húmedo y claro, a parte de resbalar (supongo que las Perrakas pasaban por aquel pasillo un par de veces al día y lo impregnaban todo de aceite) pues nos dejaron la ropa hecha un asco.
Las otras tres se pararon y volvieron a ayudarnos. La iNena me cogió del brazó y tiró de mí tan fuerte que me alcé como una patinadora sobre hielo rusa. ¡Sibrinka Desespotronka!

- ¡No os paréis! -me gritó al oído-. ¡Y sí, estamos en Murcia!
- ¡Pues esto no tiene nada de hermoso! -gritó la Cindy-. ¡Me cago en TVE!

Seguimos corriendo. Las Perrakas habían acortado distancias gracias al guarrazo que nos acabábamos de pegar. La Pepi seguía la última, porque ahora además de ir echando vistazos a los chulazos asesinos que teníamos detrás iba coja.
De repente, alguien gritó "¡CUIDADO CON EL ESCALÓN!" y yo pensé en Ángel Garó y me entró la risa. Pero quien fuera tenía razón, porque ante mí apareció un escalón como de medio metro que vamos ¡como para no tener cuidado!. Lo subí como pude (la Pepi, que iba mirando para atrás, se pegó otro guarrazo que no le dio tiempo ni a gritar) y seguimos corriendo, ahora en vertical. Porque justo después de ese mega-escalón, venía una escalera más larga que un día sin pan, ni agua, ni lubricante.

- ¿Falta muchoooo? -grité.
- ¡Ya casi estamos! -dijo la iNena.
- ¿Y dónde casi estamos? -preguntó la Cindy.
- ¡¿Queréis dejar de hablar y seguir corriendo?! -gritó la Asdru.
- ¡Oye bonita! - le respondí-. Estabas más guapa calladita ¿eh? Que si te vas a poner a echarnos la bronca te agarro de los cuatro pelos que tienes y te echo a las leonas. Por cierto, Peeeepiiii ¿cómo van los chulazos del fondo?
- Pueeeeeees -respondió la Pepi-. Unos llevan unas camisas monísimas de la muerte y hay otros con unas camisetas rojas que son...
- ¡¿Y a mí qué me importa lo que llevan puesto?! ¡¡Quiero saber a qué distancia están!!
- ¡¡Ah coño, haberlo dicho!! -un momento de silencio, debía estar contando-. Pues están lo suficientemente cerca como para distinguir que las gafas que llevan son falsas y lo suficientemente lejos como para no preocuparme los perdigones que sueltan cada vez que nos insultan.
- ¡Menudas guarras! -gritó la Cindy.

Oí un gruñido metálico delante de mí. La iNena había abierto una puerta. Cuando llegué a ella vi que me hacía gestos para que acelerara el paso, y crucé el umbral en el que me estaba esperando.
Cuando, después de mí, lo cruzó la Pepi, la iNena volvió a cerrar la puerta y la atrancó con una barra de metal.
A los pocos segundos comenzamos a oír golpes y gritos al otro lado de la puerta.

- Seguidme -dijo la iNena, y comenzó a caminar.

Habíamos dejado el estrecho pasillo anterior para pasar a uno más estrecho, pero mejor iluminado. Las paredes estaban pintadas de blanco hospital y las bombillas iluminaban muchísimo más.

- Hemos estado corriendo... -empezó a decir la Asdru-. Unos 10 minutos... a una velocidad de aproximadamante... 10 kilómetros por hora... osea que ese pasillo medía...
- Déjalo nena -le cortó la Cindy-. No sólo sabemos que eres de letras, sino que además nos importa un carajo lo que medía ese pasillo.
- ¡Alto ahí! -le grité a la iNena, que se giró para mirarme con una ceja levantada-. Nos has sacado de la minicelda, pero eso no significa que confiemos en ti ¿verdad chicas?

Ninguna de las tres respondió.

- Putas -dije-. ¿Se puede saber a dónde nos llevas?
- Al hangar -respondió la traidora redimida (o eso decía ella).
- ¿Hangar? ¿Como en las pelis de Indiana Jones? -preguntó la Pepi.
- Sí. Allí hay un avión de carga que va directo a Barcelona.
- Sí claro, y seguro que hay un grupo de Nazis abriendo un portal a otra dimensión -dije yo-. Mira bonita, no me toques el coño con gilipolleces que te parto la cara.
- Es cierto, La Organización está preparando la fase final del Proyecto X.
- ¿Proyecto X? -preguntó la Asdru.
- Sí.
- ¿Y por qué se llama así? -preguntó la Cindy.
- Porque es un proyecto secreto... -dijo la iNena-. Y porque al Jefe no se le ocurrió otra cosa.
- Joder tía -dije yo-. La Murciana esa será malísima pero es una palurda con menos luces que el sótano de la familia Adams.
- ¿A quién llamas palurda, maricón? -retumbó de repente una voz, al fondo del pasillo.
- Empiezo a estar hasta el coño de las voces que aparecen de repente para darnos un susto y añadir algo de misterio al relato -dije.

Como somos tontas (y un poco putas) no nos dimos cuenta de que ponernos a hablar del Proyecto X en medio de un pasillo no era lo más inteligente que podíamos hacer en aquel momento. Así que, en realidad, no me sorprendió que alguien nos hubiera descubierto y viniera directo a nosotras desde vete a saber dónde.

- ¿Quién eres? -preguntó la Asdru.
- Tu menstruación seguro que no -dijo la Pepi, y yo le solté un sopapo porque no estaba para coñas, que acababa de reconocer a la silueta que se nos acercaba y me había puesto de MUY mala leche.

Y es que esos andares... esa forma de llevar las manos en los bolsillos... ese pelo corto a lo cenicero...
Era obvio que aquél hijo de la gran puta que teníamos delante no era otro que Lucas. Mi Ex-Lucas Lucas.

- Vaya, vaya, vaya... -empezó a decir-. ¿Qué tenemos aquí?
- ¡Por favor! -dije yo-. ¿No tenías otra frase menos tópica para hacerte el malo malísimo?
- ¿Y tú no tienes algún culo en el que meter esa lengua?
- Huaaala tía, lo que te ha dicho -me dijo la Pepi.
- Pues ahora que lo dices, tengo un culazo esperándome en Barcelona que lo primero que le haré cuando lo vea será un rimming de escándalo. Pero ahora prefiero reírme de tí, cariño. Eso siempre se me ha dado bien.

Lucas se paró justo delante de la iNena, que no sabía dónde meterse. La Cindy y la Asdru le miraban aterrorizados y se hicieron a un lado para dejarnos a los dos cara a cara. La Pepi se escondió detrás de mí, y me cogió de la manga.

- ¿Te refieres a Héctor? -dijo Lucas, sonriendo-. No sé si podrás hacerle mucho cuando vuelvas a Barcelona.
- Mira maricón -le señalé-. Como le hayas puesto la mano encima a mi King Kong te juro por lo que más quieras que te reviento la cabeza a patadas.
- Joder tía -dijo la Cindy, superando sus miedos-. Tú estás muy violenta en este capítulo ¿no?
- ¡ES QUE ME TENÉIS HASTA EL COÑO CON TANTA TONTERÍA YA!

Y estallé. No podía más. Toda aquella situación me superaba.

- Que si La Organización, el Mega-Gas, el Proyecto X, la Murciana Mala... ¡No puedo más!
- Hidro tía, no te hundas -dijo la Pepi-. Que me duele la pierna y si te caes me caigo contigo, que me estoy agarrando a tu brazo.
- Tienes razón nena... -dije, reponiéndome (que no respondiéndome)-. Yo soy la heroína de esta historia. ¡Está bien! ¡Sigamos! ¡Abrid de fundido!
Y levanté los brazos en el aire, posando como Norma Desmond.

- ¿Se puede saber qué coño le pasa a la loca esta? -le preguntó Lucas a la iNena.
- Debe ser un efecto secundario del Mega-Gas -respondió la Asdru-. Que aún la dura.
- ¿Y tú quién coño eres? -le preguntó Lucas.
- Es mi amiga la Asdru -dije yo-. Anteriormente conocida como la Magneto. Y mucho cuidado con lo que le dices que está más enamorada de mí de lo que tú lo has estado nunca.

Todas me miraron fijamente, sobretodo la Asdru. Miré sus ojos y creo que, por fin, entendí lo que sentía Clarice Starling en El Silencio de los Corderos cada vez que Hannibal el Caníbal se le acercaba a olerle la Evax Tanga.

- Y ahora que la he puesto en ridículo delante de todas sus amigas, podemos seguir discutiendo.
- Gracias por haberlos traído hasta aquí -le dijo Lucas a la iNena-. Has sido muy útil.
- ¿Pero no nos estabas ayudando a escapar? -preguntó la Cindy.
- Joder tía, tú es que eres tonta -le contestó la Pepi-. Anda que si éste no sabía que la iNena se ha vuelto buena pues la acabas de cagar.
- Oye bonita, que seguro que éste ya sabía que la iNena se había vuelto buena porque han de tener micros y cámaras por todas partes y por eso la estaban persiguiendo las locas esas de ahí atrás -respondió la Cindy.
- Sí claro, tú es que has visto muchos capítulos de Magnum y vas flipada de la vida tía. Que te has cargado la tapadera de la pobre iNena y ahora ya verás tú...
- ¡SILENCIO! -gritó Lucas.

Y todas se callaron.

- Ah. Muy bonito.-dije yo-. Osea que la puta esta os grita ¡silencio! y os calláis como perras. Y cuando os lo grito yo cuando vamos al cine no me hacéis ni puto caso.
- Es que él -dijo la Pepi- tiene un pistolón, nena.
- ¡Uy coño! -dije yo, al ver la pedazo de pistola que tenía Lucas en la mano-. Es verdad. Nada, no he dicho nada.
- Así que las estabas ayudando a escapar... -Lucas se acercó peligrosamente (aunque ahora que lo pienso, no sé cómo se acerca uno peligrosamente a otra persona ¡pero era muy peligroso!)-. Me has decepcionado.
- No, no. No las estaba ayudando a...

Pero no le dio tiempo a terminar la frase. La pistola emitió un ruido como así:
"¡PAM!"

Y una bala se cargó a la iNena.

6/11/2006

Capítulo 25: Toda la verdad - Segunda parte

¡Da igual lo que pasara anteriormente! ¡Si estás aquí ya sabes lo que hay neeeenaaaaaaaaaa!

- ¡¡Limpieza!! -grité tan fuerte que, aunque no pude verlo porque la luz del Nano no daba para más, la Pepi pegó un brinco y se cayó del camastro en el que estaban sentadas.
- Sí, limpieza. Quiere quitar de en medio a todos los gays que no le gustan.
- ¿Y esos cuales son? -preguntó la Cindy-. ¿Los bears? ¿Chasers? ¿Chubbies? ¿Locas? ¿Musculocas? ¿Bakalas? ¿Heterogays? ¿Leatheronas?... ¿LAS HETERAS QUE SE DISFRAZAN DE MUJER EN CARNAVAL?
- No. Los gays que no le gustan son aquellos a los que no puede controlar.
- ¿Controlar? -dije yo-. Nena, que estás hablando de una murciana, no del profesor cojo de los X-Men.
- Sí, controlar. Durante muchos años ha estado haciendo pruebas, con varios chicos por todo el país. Tú y Piluca fuistes los elegidos en Barcelona.
- ¡Qué fuerte! -gritamos la Pepi, la Cindy y yo a la vez.
- Por lo visto ha conseguido sintetizar una droga capaz de anular la conciencia del ser humano y así poder obligarle a hacer todo lo que él quiera. Lo llama el Mega-Gas.
- ¿El Mega-Gas? -dije yo-. Pues vaya mierda de nombre.
- ¿Y qué esperas de alguien que crea una organización maléfica y la llama La Organización? -dijo la Asdru.
- Pues también es verdad. Bueno, sigue.
- Verás... Una vez consiguió la primera versión del Mega-Gas...
- Jajajajajajaja -me entró la risa-. Nena, dejo de llamarlo Mega-Gas que me da la risa. Tú que en tu otra vida leías muchos cómics, invéntate un nombre con más glamour anda.
- Vale... Podemos llamarla... Inhibitrón...
- JAJAJAJAJAJAJJA. Da igual nena, déjalo en Mega-Gas.
- Bueno Hidro, deja de tocar los huevos que yo quiero enterarme de que está pasando -dijo la Cindy.
- Tranquila -dijo la Asdru-. Es un efecto secundario de la última versión del Mega-Gas.
- Además tú ya te enteraste de todo que lo contó la Polly antes de irse -le dijo la Pepi.
- No nena, no me enteré de nada porque yo a la Polly nunca le hacía ni puto caso y desconecté totalmente de lo que estaba explicando -respondió la Cindy.
- Pues ya te vale, so lerda -dije yo-. Estás aquí encerrada y no tienes ni idea de por qué. Jajajajaajajaja.
- El caso es... -continuó la Asdru-. Que cuando esa persona se puso en contacto contigo y con Piluca, os eligió para ser sus cobayas. Os puso en contacto para empezar la primera fase de pruebas.
- Espera, espera. A mí a la Piluca me la presentó la Pepi.

Todas nos giramos para mirar el hueco oscuro en el que, suponíamos, estaba la Pepi.

- A mí no me miréis, si es que me estáis mirando, que yo a la Piluca la conocí por Internet.
- ¿Dónde? -le interrogó la Asdru.
- En internet.
- Sí, pero dónde.
- Pues sentada delante de un ordenador.
- ¡Que en qué canal la conociste, so burra! -grité yo.
- Joder tía, pues en #Gay_BCN_SEXO_AHORA_VA_VENGA_QUE_NO_AGUANTO. Una amiga alemana que conocí en el canal #Gays_y_lesbianas_BCN_SEXO_AHORA_VA_VENGA_QUE_NO_AGUANTAMOS me dijo que ahí pillaría cacho seguro.
- ¡Espera! -dije yo-. ¿Has dicho una lesbiana Alemana?
- Sí.
- JAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJAJA.
- ¿De qué te ríes tú ahora? -preguntó la Pepi.
- ¡Las lesbianas alemanas! JAJAJAJAJAJAJAJAJA ¡¡Así es cómo llamábamos Piluca y yo a las... ¡¡¡¡¡HOLY MANOLIS AND THE MOTHER OF THE BEAUTIFUL LOVE!!!! -exclamé, y me levanté de golpe. Pero no causó el efecto impresionante e impresionista que esperaba porque nadie me vio hacerlo. Recordad que estamos a oscuras, queridas.
- ¿Qué? -preguntaron las otras tres.
- ¡¡¡¡LAS FRANKFURT!!!!
- ¿Las compañeras de piso de Piluca? -preguntó la Cindy.
- ¡Las mismas! ¡Eran ellas!
- ¿Quiénes?
- ¡Las de la carta! ¿Recordáis que en la carta que Piluca le mandó a su madre decía que unas amigas le habían hecho ver la luz o no sé qué y que se iba a Murcia?
- Sí.
- ¡Pues no éramos nosotras! ¡Eran Las Lesbianas Alemanas! También conocidas como las Frankfurt, desde el día que nos enteramos que para montárselo usaban platos típicos de la gastronomía bávara.
- ¡Qué fuerte! -dijeron las tres.
- Bueno nenas -dijo la Cindy-. Haced un resumen porque me he perdido. Y seguro que las que lean este blog algún día también están perdidas.
- Está bien -dije yo-. Voy a hacer un resumen a ver si me he enterado. Todo esto empezó con una murciana psicópata por culpa de su padre que, harta de los gays del mundo la ignoraran, creó una droga ayudada por los millones de la familia para controlar la mente de las personas. Para probar esa droga contactó con individuos de toda España y los elegidos en Barcelona fuimos Piluca y yo, que éramos drogadas sistemáticamente cada vez que entrábamos en contacto con las Frankfurt, que las tías putas estaban compinchadas con la Murciana Mala.
Pero la Murciana Mala se debió dar cuenta de algo que le hizo llevarse a Piluca a Murcia y cuando la devolvió a su lugar de origen resultó que no trajo a Piluca, la puta de siempre, trajo a LA NÉMESIS DE PILUCA.
- ¿Y eso qué es? -preguntó la Pepi-. ¿El nuevo Messenger?
- No tías, es una PILUCAHIJADELAGRANPUTA.
- Ah... -dijeron todas, yo incluída, y chillamos- ¡QUÉ FUERTE!
- Y seguro que -continué-. ha seguido haciendo experimentos con la droga esa en los locales gays de Barcelona, ¡y conmigo! Por eso me drogaron en el taxi y me puse a bailar desnuda en el Arena, nenas. ¡¡¡Soy un experimento con patas!!!

Digo yo que las tres se quedaron mirándome con los ojos como platos sentadas en el catre, pero como no se veía nada y al Nano ya se le había acabado la batería pues no puedo asegurarlo.

Entonces oímos unos golpes muy leves.

- Joder tías, mira si me he puesto nerviosa que se me oye hasta el corazón palpitando -dijo la Cindy.
- No, no es tu corazón -dijo la Asdru.
- Son pasos -dije yo-. Alguien viene.
- ¿Qué hacemos? ¿¡Qué hacemos!? -gritó la Pepi, nerviosa.
- Escondernos ¡no te jode! -dije yo-. ¿Qué vamos a hacer? Pues quedarnos quietas a ver qué pasa.
- Ahora ya sabemos toda la verdad -dijo la Cindy-. Eso debe servir para algo.
- Sí, para que te maten. Porque tú que no sabías nada aún te podías haber salvado pero ahora que has conocido la existencia de la Murciana Mala, vas a morir sí o sí -dije yo.
- Joder tía, no me seas agorera. ¡Que yo soy muy joven para morir!

- ¿Joven? -dijo una voz, al otro lado de la puerta (no me preguntes cómo coño la oímos si estaba al otro lado de la puerta ¡pero la oímos!)-. ¡¡¡Si tú eres joven yo soy la Duquesa de Alba, nenaaaaa!!!

De repente, la puerta se abrió y un chorro de luz se coló en el mini-zulo, deslumbrándonos. Bueno, no era un chorro de luz porque sólo había una bombilla mohosa colgando al otro lado del umbral, pero como llevamos DOS CAPÍTULOS encerradas en ese zulo pues hasta la luz de un Gusiluz nos habría deslumbrado.
Cuando por fin nuestros ojos (y nuestros anos, que estaban en posición de terror, también conocida como "¡No puede caber aquí!") se acostumbraron a la nueva iluminación, conseguimos distinguir una silueta.

- Venga nenas, vámonos de aquí. -dijo la silueta.
- No puede ser... -dijo la Pepi.
- Sí nenas, es ella -dijo la Asdru.
- ¡LA INENA! ¡YO A TI TE MATO, SO PUTA! -grité yo, lanzándome como una loca hacia ella.
- ¡¡¡NENAAAAAAA!!! -gritó la iNena, que se apartó de golpe-. ¡¡¿¿Pero qué haces??!!
- ¡¡Arrancarte los pelos de todo tu cuerpo uno a uno!! ¡¡Y luego haré una hoguera con ellos y te haré inhalar los humos para que mueras ahogada por tu propia pelambrera!! ¡¡Que sé que tienes mucha!!

Agarré a la iNena del pescuezo y la arrastré al interior del zulo. Allí la estampé en uno de los camastros y me puse sobre ella, para empezar a torturarla.
- ¡Nenaaaa! ¡No me hagas daño! ¡Que estoy con vosotras!
- ¿Y CÓMO SABES QUE TIENE TANA PELAMBRERA? -gritó la Pepi.
- ¡Y una mierda! -gritó la Cindy, que se levantó y vino directa a meterle los dedos en los ojos a la iNena-. ¡Sé que llevas lentillas de color, perra!
- ¡Torturémosla hasta que muera! -grité yo.
- ¡Un bukkake! ¡Un bukkakeeeee! -gritó la Pepi.
- ¡No! -dijo la Asdru-. ¡Eso no es una solución!
- ¡Anda que no nenaaaa! -respondió la Pepi-. Le inundamos la cara y dejamos que se le seque y se quede ciega ¡POR PUTA!
- ¡Y por las lentillas de color! -añadió la Cindy.
- ¡Nenaaaa! No me seas guarra -dije yo-. ¡¡Voy a romperte un iPod de 60 gigas en la cabeza hija de la gran putaaaaaaaaaaaaaaaa!! ¿Y mi Nano? ¿Y mi Naaaano?

Cogí el iPod Nano que estaba tirado sobre el colchón y empecé a darle golpes con él en la cabeza.

- ¡¡¡TOMA IPOD PUTAAAAAA!!!
- ¡Si gritáis... tanto... nos van a descubrir! -dijo la iNena, entre golpes de iPod.
- ¡Estamos encerradas en un zulo! ¡En casa de la Murciana Mala! ¡Ya nos han descubierto! -dijo la Asdru, que intentaba en vano poner paz en todo aquello. Desde que fue de visita al Fórum 2004 a ver a los guerreros de Shin Chan, la tía puta no soporta la violencia física.
- ¡¡Nooo!! ¡¡No saben que he venido!! ¡¡Nenas tenéis que creerme, que he venido a ayudaroooos!! -gritaba la iNena.
- ¡Dejadle hablar! -decía la Asdru, esforzándose por que le hiciéramos caso, pero pasábamos de ella mientras nos centrábamos yo en ahogarla, la Cindy en arrancarle los ojos (aunque se ve que le daba asco y se dedicaba a putearle la cara con los dedos) y la Pepi que estaba dispuesta a empezar el Bukkake Asesino-. ¡¡¡BASTA!!!

Y la Asdru me arreó un puñetazo en el costado que me caí redonda al suelo. La Cindy y la Pepi se la quedaron mirando, anonadadas.
- ¡Nena! -gritó la Cindy-. ¡¡Que la Hidro es la buena!!
- ¡Y yo también coño! -dijo la iNena-. ¡Que os estoy diciendo que he venido a rescataros!
- ¡Y voy yo... -dije desde el suelo-. y me lo creo!

Miré fijamente a la Asdru.

- Mira nena. Hace un capítulo me sentía culpable por haberme follado a Héctor y haberte dejado a ti en Stand by, pero ahora te vas a joder y te juro por lo que más quieras que mientras yo escriba este blog ¡tú no follas ni que lo ordene Ratzinger Z!

De repente, el mismo golpeteo leve que escuchamos antes de que viniera la iNena se volvió a repetir. Pero esta vez eran muchos golpeteos ¡y ya no eran tan leves!

- ¡Nos han descubierto! -dijo la iNena.
- Claro, con los berreos que estabas pegando -dijo la Cindy.
- Nena -dije yo, que ya me había levantado y estaba divina de la muerte, preparada para cualquier cosa-. Si es verdad que has venido a ayudarnos ¡es el momento de que
nos lo muestres!

La iNena se bajó la bragueta y nos enseñó la polla a todas.

- ¡Argh! -gritó la Cindy.
- ¡Bukkakeeeeeeeee! -grito la Pepi.
- ¡Nena! ¡¡No estamos tan desesperadas! -les grité-. Tú, guárdate ESO y ¡sácanos de aquí, si es que estás con nosotras!

La Cindy seguía traumatizada.

- ¿Se ha teñido el pelo del coño de rojo o me lo ha parecido a mí?

Saqué la cabeza por la puerta y vi que en la lejanía (sí, era un pasillo muy laaaaargo) un montón de Perrakas venían como locas corriendo hacia la celda en la que estábamos metidos.
La iNena se levantó, salió corriendo de la celda y nos hizo un gesto para que la siguiéramos.

- ¡¡NENAS!! -nos gritó-. ¡¡SEGUIDMEEEEEE!!

Y salimos todas corriendo como cuando estás la primera en la cola del concierto de Madonna ¡y no quieres que ninguna niñata te quite el sitio pegadita al escenarioooo!

¿Quién soy?

  • Soy Hidroboy
  • Desde Barcelona, Barcelona, Spain
  • Diva estresada que casi casi no puede con su vida que vive en Barcelona y de vez en cuando se va de parranda a Huesca a comerse una buena longaniza de Graus. No fumo y no me drogo, pero bebo más que Sue Ellen en sus años mozos. Y además la ch*** que da gusto.
Yo!!

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