« Home | Capítulo 8: My baby shot me down... ¡Gang Bang! » | Capítulo 7: Dos maricas muertas, congeladas vivas ... » | Capítulo 6: Confessions on the front door of the d... » | Capítulo 5: ¡Es el fin del mundo! (O casi) » | Capítulo 4: Terror en el hipermercado » | Capítulo 3: Memories (Primera parte) » | Capítulo 2: Las cosas claras, y el chocolate... » | Capítulo 1: Piluca Begins (o Returns, según se mire) » | Ni Munich, ni hostias »

Capítulo 9: Rescue Me

A La Novia le chafaron el día de su boda, le pegaron una paliza y luego un tiro en la cabeza. A mí me copiaron el móvil, me echaron de los locales gays y me drogaron para que bailara desnudo un playback de Carmen de Mairena. Ella estuvo en coma 5 años, yo estuve comiendo chocolate todo el fin de año.

Después de que Piluca llevara a cabo su venganza sobre mí (aunque no sé de qué coño se vengaba...) yo me quedé unos días (BUENO VALE, sí sé de qué se vengaba, pero esta historia la cuento yo y la mala es ELLA, así que si tienes dudas morales sobre mis motivos te vas al Blog de Piluca, que seguro que como le ha dado por imitarme se ha abierto uno y ha colgado las fotos, los videos y los dossieres secretos de mi suicidio social inducido por las drogas).
¡COÑO YA!

Como iba diciendo, Piluca llevó a cabo su venganza sobre mí y yo estaba hundida en la miseria. Me daba vergüenza ir a trabajar, me daba vergüenza ir a comprar el pan. Me daba vergüenza hasta meterme en los canales guarros del IRC porque allí por mucho nick que te cambies al final siempre saben quien eres y el mensaje "NENAS, LA HIDRO ESTÁ EN LA SALA!!!" no tardaba mucho en aparecer en la pantalla general, mensaje que iba seguido de un montón de risas, de un montón de maricas poniéndose el mp3 de la Mairena y de un nick que, casualmente, sufría un "Ping Timeout" y se caía de Internet. ¡Qué pena!

Total, que allí estaba yo más muerta que todas las cosas, sin poder moverme de casa por miedo a que alguien me viera y siguiera riéndose de mí. Que, aunque no lo parezca, soy muy susceptible.

La Pepi no dejaba de mandarme mensajes diciéndome que no me hundiera, la iNena se puso a comprarme canciones en la iTunes Store para animarme y la Magneto desapareció. Era extraño, porque la Magneto siempre se había preocupado mucho (demasiado) por mí y ahora pasaba olímpicamente de mi sufrimiento. No sabía si alegrarme por no tener que aguantarla en aquellos momentos de tristeza y dolor interior o si me daba rabia no tenerla allí dorándome la píldora.
Héctor (aka. King Kong) me mandó un mensaje que ponía "Kmo stas". Pero no entendí si me estaba preguntando sobre mi estado de ánimo o si lo que intentaba era dejarme claro que le gustaba mi cuerpo serrano. Así que no le contesté.
Recordad que, mientras yo me hacía la Kim Basinger paseándome en pelotas por casa de King Kong enrollada en una sábana de seda me desmayé y les mostré mis encantos a todas las nenas que estaban sentadas allí en el salón de King Kong...

El salón de King Kong... ¿Por qué me habían llevado a casa de Héctor? Y lo más importante ¿por qué me desnudaron para que durmiera?
No lo sabía. Pero estaba tan hecha polvo que me daba igual.

Pasaron más y más días y yo seguía lamentándome de mí misma, centrándome en el trabajo que era lo único que me quedaba. Aunque la voz se empezó a correr y la gente iba por ahí tarareando lo de "Que yo soy esa... que pone la cosa tiesa...". Me fui a comprar ropa con una que pensaba que era mi amiga y al salir del probador me dijo: "Hidro, yo soy elegante por detrás y por delante". Hasta los clientes me miraban raro y aprovechaban mi stress emocional para ponerme reclamaciones ¡y no eran pijos! Pero tenían pinta.

Un día, cuando yo ya estaba sin poder siquiera moverme ni nada porque ya, definitivamente, iba a dejarme morir matando mis neuronas poco a poco viendo el Canal Cosmopolitan en el Digital+ (pensé en ponerme el People & Arts pero no quería morir demasiado rápido) sonó el timbre de la puerta.
Me levanté del sofá y caminé hacia la puerta como el de Cadena Perpetua o el de Cadena de Muerte o el de la Muerte Perpetua, yo qué sé. Todas las pelis de cárceles me parecen iguales. El caso es que yo iba a abrir la puerta esperando que la que llamaba fuera Piluca preparada para sacarse el Kalashnikov del tanga y rematarme a sangre fría entre carcajadas al más puro estilo Tarantino meets Almodóvar.

Pero no.

En la puerta estaba la Magneto.

Lo primero que me chocó era ver que se había rapado y se había dejado crecer la típica barbita metrosexual esta de un par de días que le queda tan bien a la gente de facciones marcadas y pelito rapado. Osea, a ella. Además debía haber tomado rayos uva o algo porque estaba demasiado morena para ser verdad. Y, por si fuera poco, había renovado todo su vestuario porque aquellas ropas maravillosas que llevaba no habían salido del armario de mi Magneto: la única marica capaz de ponerese camisetas de super héroes que sólo conocía el pringao que había impreso el cómic porque ni el autor se acordaba ya de semejante engendro (y si se acordaba, disimulaba que daba gusto).

- Hola Hidro- me dijo. Yo esperé un momento a que dijera algo más, pero no.
- Hola nena, hola. ¿Qué quieres?
- Venía a hacerte una visita.
- Pues ya estoy visitada. ¿Algo más?-iba diciendo yo, mientras empezaba a cerrarle la puerta en las narices. Por cierto, qué nariz más bonita tenía la Magneto... nunca me había fijado.
- Sí, hay algo más. Tengo que hablar contigo.

Yo me metí p'adentro y dejé a la Magneto que entrara y cerrara la puerta ella sola, que supuse que sabría hacerlo, que en algún cómic de Hulk o algo le habrían eseñado. Me fui y me senté en el sofá, haciéndome la fantástica. Que una estaba en estado vegetal para el resto de la sociedad pero seguía teniendo mi glamour.
Al ver que yo la ignoraba vilmente y seguía viendo Sexo en Nueva York, la Magneto se sentó a mi lado en el sofá. Se me quedó mirando un rato, pero no decía nada.

- Si cuando has dicho que venías a visitarme te referías a visita rollo Museo del Prado que sepas que desde que soy famosa en el mundo entero cobro derechos de imagen, puta.- dije yo, harta de aquella situación.
- Perdona, no quería hacerte sentir incómoda.
- A estas alturas ya nada me incomoda. Podría pasearme por Plaza Cataluña con una falda de plumas, pintada de amarillo y con tinta cayéndome por la cabeza y no me sentiría incómoda.
- Sólo te miraba... y pensaba que estás muy estropeada.
- ¿Y qué esperabas nena? ¡Estoy hundida en la miseria!
- No digas eso, Hidro cariño.
- ¿Me has llamado cariño, cariño?-le dije, mirándole con la cara de negra indignada que aprendí viendo a Laura Winslow en Cosas de Casa.
- Eeeeh... sí... pero te lo decía con cariño.
- Coño claro que me lo decías con cariño. Pero oye nena, tú no te vayas a hacer ilusiones ahora que aunque esté hundida en la miseria más absoluta no voy a acostarme contigo por muy George Michaelsexual que te me pongas ¿eh?
- ¡No quiero acostarme contigo!
- ¡No bonita! ¡Yo no quiero acostarme contigo! Que es diferente.
- Bueno, no he venido aquí a hablar de sexo.
- ¿Y a qué has venido? ¿A tocarme la flauta?
- He venido a contarte una cosa.
- ¿Qué cosa?
- Verás...-se levantó y empezó a dar vueltas por la habitación.
- No te pongas seria, que la última que alguien se puso serio para contarme una cosa acabé muerta y despelotada delante de todo el mundo.
- Yo... Yo... Yo...
- ¿Quiero el cuchillo?
- Quiero ayudarte.
- ¿Ayudarme? ¿Cómo? ¿Pagándome un viaje de ida a las Islas Caimán?
- No. Quiero ayudarte. Quiero saber por qué Piluca te ha hecho esto.
- No hace falta, yo sé por qué lo ha hecho la zorra HIJA DE LA GRAN PUTA esa. Lo ha hecho porque me tiene envidia. Porque me odia y no puede con mi vida y porque desde que me conoció el día que sobreviví al ataque de unos latin kings borrachos ha querido tener mi vida. ¿Y sabes qué? Que se la doy.
- No digas eso. Tu vida vale mucho. Tú vales mucho, Hidro.
- Vale, no lo digo. Y sí, valgo mucho. Pero no puedo con Piluca. ¡No puedo!
- No puedo creerme que alguien te haga algo así sólo porque te tenga envidia.
- Pero ¡neeeeena! ¡Somos maricas! ¡Y somos malas! ¡Hacemos cosas peores por cosas más tontas! ¡Y nos encanta!
- Pero yo no puedo verte así. Necesito saber de dónde ha sacado Piluca el poder para vetaros de los locales, de dónde ha sacado el dinero, de dónde ha sacado el grupo de Maricas que la acompañan y de dónde ha sacado un taxi que transporta una droga capaz de controlar el comportamiento de los individuos.

Me la quedé mirando un momento, asustada.

- Nena -le dije-. No te me pongas friki, que he visto mucho a los X-Men y no te pega.
- El caso es... he pensado que... para enterarme bien de todo eso... podría intentar...
- ¿Hacerte una auto-mamada?
- No, infiltrarme en su grupo.
- ¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?
- Sí Hidro, infiltrarme. Y no ha sido tan difícil. Piensa que Piluca no me conoce.
- ¿Cómo que no?
- Pues como que no. Yo os conocí a vosotros después de que ella se fuera. Sólo nos hemos visto una vez, en la chocolatería, y con los cambios que me he hecho ya no se acuerda de mí.
- Si te digo la verdad, no me acuerdo de cuando te conocí. Yo desde que dejé de contar los años por los cursos de la EGB que perdí la cuenta. Pero... ¿Qué es eso de que no se acuerda de ti? Nena, no me digas que ya has hablado con ella!!!
- Pues... sí. He empezado a hacerme amigo suyo.
- Amiga, se dice amiga. Pero ¡no puedes hacerte amiga de Piluca! ¡Te matará!
- ¡Qué me va a matar!
- ¡Siiiiiii! Si descubre que eres amiga mía más que suya te destrozará y te descuajiringará sin contemplaciones ni respeto ni nada por la dignidad humana.
- Hidro, no me va a pasar nada, estaré bien. Me has enseñado mucho en el tiempo que nos conocemos y sabré cuidar de mí mismo.
- No nena no. No puedo dejar que te sacrifiques por mí.

Dicho esto, me levanté. La gilipollez que estaba cometiendo la Magneto gracias a mis enseñanzas me sirvió para darme cuenta de que tenía que ponerme las pilas y espabilarme. Que yo soy la Hidro y tengo dignidad y soy persona. Que he pasado por humillaciones peores que aquella, y que sí, exacto: soy the more of the more.
Y si había alguien que podía acabar con todo aquello era yo.
Yo creé a Piluca.
Yo tenía que destruirla.

- Magneto nena, no arriesgues tu vida por mí.
- No arriesgo mi vida. Deja de montarte películas porque Piluca no va a matar a nadie.
- No estés tan segura. Es una puta. ¡Y las putas matan!
- Hidro, pero yo...
- No nena no, tú nada. Te agradezco tu entrega, de verdad. Es un gesto muy bonito. Pero tarde o temprano se darán cuenta de que no eres una Marica del Montón y te matarán.
- ¡Me he cambiado de look y creen que acabo de llegar a Barcelona! ¡No se dará cuenta!
- ¡Claro que se darán cuenta! Para empezar, se nota un huevo que has tomado rayos uva.
- Les he dicho que he ido a esquiar.
- Y no tienes tantos brazos ni tantos músculos como ellas.
- ¡Pero estoy trabajando en ello! -la Magneto se levantó la camiseta y me dejó ver un parche pegado a un lado de su ombligo.
- ¿Qué es eso?
- Un parche reductor.
- Nena, no me seas lerda. Para tener los abdominales de las musculocas aquellas no necesitas un parche reductor. ¡Necesitas las vendas de Tutankhamón!

A la Magneto le entró la risa. Cosa que me dejó K.O., que es lo que me pasa siempre que me meto con alguien y en vez de tomárselo mal se ríe.

- Ahora en serio -le dije a la Magneto, acercándome a ella como la madre-preocupada-de-un-telefilm-. No tienes que hacer nada por mí. Ya has hecho suficiente. Me has hecho darme cuenta de que soy la Hidro. Y sí. Yo soy esa, QUE PONE LA COSA TIESA.

La Magneto se sonrió y se me quedó mirando, con los ojos llorosos.
Bueno vale, no tenía los ojos llorosos pero se la veía como emocionada. Y... coño... estaba muy guapo el chico con aquella cara...

Uy.
Uyuyuyuyuy.
Empezaba a pensar en la Magneto como en un ser masculino.

Y eso sólo puede significar una cosa...

Bueno, ahora os iba a contar si al final me pegué un polvo salvaje o no con la Nueva y Rejuvenecida Magneto, y que supiérais cómo iba a empezar mi venganza con todos los datos que la super espía bionica me iba a dar.
Pero también es un buen momento para hacer un segundo miniflashback y explicaros los motivos por los que Piluca (la muy puta) se pilló aquel rebote conmigo y me odió tanto de la vida y de la muerte.

O no, a lo mejor os acabo hablando de cómo la pasión por Apple de la iNena la llevó al lado oscuro...

¡Qué historia más coral que es mi vida! ¡Soy una peli de PT Anderson! (El de Alien Vs. Predator, se entiende)

¡K JEBY, tía!
¿La magneto te habrá mostrado sus súper poderes?
¿Al final mis deuvedeses de sexo en NY están en tu casa, PERRA?
¿Y qué ha pasado con la Piluka?
¿Son demasiados días sin saber nada de ella?
¡Vale que sea tu enemiga y que no la quieras ver!, pero, a las enemigas hay que tenerlas fichadas, ¡¡¡como si fueras una agente Scully del FBI, neeenaaa!!!

Como dijo el Filósofo Han Sel Jol:
"Que tu mano derecha, no vea lo que hace tu mano izquierda, pero nunca dejes tu culo al aire"

Publicar un comentario

¿Quién soy?

  • Soy Hidroboy
  • Desde Barcelona, Barcelona, Spain
  • Diva estresada que casi casi no puede con su vida que vive en Barcelona y de vez en cuando se va de parranda a Huesca a comerse una buena longaniza de Graus. No fumo y no me drogo, pero bebo más que Sue Ellen en sus años mozos. Y además la ch*** que da gusto.
Yo!!

Links

Google Docs y Hojas de cálculo: procesamiento de textos y hojas de cálculo en la web. Editar esta página (si tienes permiso) |